Canal 9 anoche tuvo un prime time exclusivo: una ficción generacional de 160 capítulos concluía, mientras que otra, recién horneada, salía a ver la luz.
El Tiempo no Para, telenovela producida por Sebastián Ortega, llegó a su fin con un final que dejó una triste sensación de vacío. La historia remitió a sus ocho amigos: Valeria (Bassi), Nacho (Valenzuela), Pablo (Quiroz), Bruno (Biravent), Lola (Fonzi), Julia (Ortega), Gonzalo (Castro) y Matías (Amador), quienes se vuelven a reencontrar tras la muerte de Martín (Fabián Vena), quien había decidido suicidarse al ser víctima del cáncer. Pero los chicos, luego de esa reunión, comienzan a ser perseguidos por sus secretos del pasado. Cada uno de ellos no era quien decía ser y todos se tienen que volver a enfrentar con sus demonios y fantasmas. Toda la vida era un caos, hasta que de pronto encuentran una plata que Martín, ilegalmente, les hereda. Pero Florencia (Blanco), quiere todo su dinero y, en eso, los chicos cometen un error y la asesinan. Una vez terminada la primera temporada, pasa un año y los chicos cambiaron completamente su vida y su forma de ser. Las personalidades mutaron. El dinero agradeció a algunos pocos y perjudicó a algunos tantos. De todos modos, la segunda temporada iba sin rumbo, capítulo tras capítulo, teniendo como tema central un cáncer que se había diagnosticado a Luna (Nacha Guevara).
Si bien El Tiempo no Para, dejó de ser interesante y de llamar la atención debido a que ya no había un misterio para descubrir, en la segunda parte hubo momentos buenos: las apariciones de Florencia como fantasma; el sueño de Luna donde todos los chicos hacían cosas que no tenía sentido; y, por supuesto, la muerte de la misma Luna, donde se suicida (al igual que Martín... por un cáncer, encima) y deja a los espectadores un gran capítulo de su muerte, que habrá hecho llorar a más de uno.
Pero si de finales hablamos, el capítulo 160 dejó un triste sabor amargo. Es decir, todos los finales lo dejan, pero este en particular le faltó algo que no se podría explicar. Es como si las historias no se hubieran cerrado, sólo estaban atravesando un momento de felicidad. Pero es sólo eso: "un momento" de felicidad. Hubiera quedado mejor ver la verdadera "ruptura" del grupo y no planteárnosla como algo metafórico, como si a duras penas tendríamos que saber que por fin estos chicos se dieron cuenta que ya no tienen que estar más juntos.
Un final en donde sólo Dolores Fonzi brilló y el resto se tuvo que conformar con un segundo de fama para que sus personajes se despidieran.
Es triste descubrir como una ficción puede tener tantos capítulos excelentes y ver que el final lo hicieron con un "aceptable", a rasguños.
Por otro lado, quien comienza a prometer sembrar intrigas y dudas es Doble Venganza, la nueva tira de Endemol. Los títulos son un tanto norteamericanos, debido a que sólo se encuentran cuatro personajes liderando toda la historia. Gerardo Romano, Tomás Fonzi, Marcela Klosterboer y Carolina Papaleo. Son los cuatro encargados de llevar adelante esta continuación un tanto extraña de Doble Vida (la serie de Jorge Marrale y Moria Casán en el 2005).
La fuente de unión es Agustina Leucona, que vuelve a reencarnarse en Malena, dispuesta a averiguar quién es el asesino de su padre, porque por sobretodo, le volvieron a comprar la clínica. Pero parece que no hace falta mucha imaginación, y sólo ver el primer capítulo, para descubrir que todo fue planeado por el psiquiatra que encarna Romano.
En cuanto a actuaciones, Romano y Leucona fueron los que más tuvieron oportunidad de brillar. Klosterboer no dio una buena señal, al entrar histérica y parecer que hacía esfuerzos por recordar la letra.
De todos modos la historia promete... habrá que ver.