Con una visión totalmente ilegal de las cosas, a Cecilia (foto) y a mí se nos había ocurrido hacerles una sorpresa a toda la producción de la película. Era hacer un video musical de una canción mientras se pasaban imágenes de la película (conseguimos el permiso de hasta Retamozo y Canto). Así que, en plena reunión de actores en el exterior de la sala del teatro, Cecilia, Marcos y yo nos encerramos a jugar.
Pero por si todo esto fuera poco, la sorpresa se desgastó completamente en la fiesta de despedida (leer más abajo), porque no pudimos contener las ganas de contarles a todos que ese tema que sonaba de fondo era el que nosotros pensábamos utilizar. Más allá de que lo hagamos o no, la sorpresa ya está muerta. Y bueno, por algo será.